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Nombre: Blood
Ubicación: Santiago, Chile

sábado, septiembre 30, 2006

Inconsecuencia

Luego de 4 semanas de intentos de filosofar acerca de temas comentados y analizados una y otra vez por una incontable cantidad de pensadores de todas las tendencias, deseo comunicarles que me he curado. He vuelto a escribir pseudopoemas para comunicar ideas vagas. Ya no verán esos textos interminables que durante 1 mes debieron aguantar... pero eso no quiere decir que dejaremos de analizar ideas. Ustedes saben que cada pseudopoesía parte con un texto introductorio (el que están leyendo ahora). El pseudopoema viene en formato haiku (tren de haikus como bien me corrigieron), una forma de poesía tradicional japonesa de versos de 3 lìneas de 5-7-5 sílabas cada línea, sin rima.

Pues bien, hablemos de inconsecuencia. Aquella grave tendencia que nos lleva a decir una cosa y hacer otra, predicar y no practicar, hablar sin actuar o no actuar lo que se habla, en fin. ¿Qué es lo que lleva al ser humano a actuar así? Pareciera ser la necesidad de seguir la corriente, de mantener la tendencia del momento social al decir las cosas; pero al llegar el instante de hacer cosas, aflora nuestra naturaleza, nuestro verdadero modo de ser... ¿acaso es malo ser así?, ¿o será peor actuar de modo distinto a la propia esencia, con tal de mantener el discurso? ¿Qué es más inconsecuente entonces, actuar distinto a lo que se dice o actuar distinto a lo que se es...?

Inconsecuencia

Inconsecuencia
enfermedad del siglo
y del milenio.

Vacuas palabras
apuntas hacia el norte
y te vas al sur.

Muchos confían
en tu volátil alma:
pobres ilusos.

Quienes conocen
tu historia y conducta
no te perdonan.

Tus actos hablan:
tampoco te condenan
pero delatan.

Cómo es posible
siendo tú tan humano
que aún te crean.

Nadie aprende
que las palabras valen
si traen hechos.

Y más encima
si mantiene tus actos
todo el tiempo.

Pero la verdad
es que todos aceptan
lo inaceptable.

Y es comprensible
no se puede renegar
de las costumbres.

Pues todos siguen
más bien dicho seguimos
por esta senda.

Inconsecuencia
antivalor valuado
por la inconsciencia...
.

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sábado, septiembre 23, 2006

Conocimiento

El conocimiento es una entidad dinámica. Lo que ayer creíamos o sabíamos hoy está descartado o corregido. Y probablemente lo que hoy sabemos mañana será cubierto por el manto de la obsolescencia. En algunos casos y materias, inclusive, el conocimiento es cíclico: creíamos saber algo, lo corregimos, y con el paso de las décadas la evidencia nos lleva de nuevo a la primera verdad. Es así como aquellos que viven del conocimiento deben estar constantemente actualizándose, para aprender lo nuevo. Y aquellos que crean o descubren conocimiento no paran de crear o descubrir.

Hoy en día la sociedad busca apoyarse en certezas para cimentar sus bases. Pero al parecer la sociedad omite el conocimiento "histórico", y deja de lado esta evolución del saber. Eventualmente no lo omite, sino que a sabiendas se apoya en bases inestables, como buscando donde cimentar su inestabilidad o permanente cambio.

¿Qué pasa entonces, cuando algunas sociedades se cimentan en conocimientos errados u obsoletos? Evidentemente, su riesgo de aportar individuos socialmente "peligrosos" aumenta. Y cuando estos individuos entran en contacto con otras sociedades, el choque puede ser definitivamente impredecible.

Pero al hacer esta aseveración he pasado por alto un gran detalle, que es justamente el que hace la diferencia: ¿quién y cómo se definen conocimientos errados u obsoletos?, ¿quién puede definir en primera instancia las bases para establecer un conocimiento como universal, y que éste sea aplicable a cualquier realidad?, ¿existe acaso una sola realidad, capaz de validarse en las distintas culturas?

Para terminar, vamos al otro extremo: ¿qué rol juega en todo esto las creencias? Si planteamos que el conocimiento se basa en certezas, y ello lo hace racional, las creencias (políticas, religiosas, sociales) se basan en la fe, lo cual no requiere análisis para existir, no necesita ser probado, o sea, las podríamos catalogar como "irracionales"... ¿y cuál es el límite entre conocimiento y creencia? Son muchas las cosas factibles de ser sentidas sin que por ello sean objetivables o mensurables. También hay cosas que son medibles pero que no sentimos. Inclusive hay cosas que están definidas y conocidas pero que escapan a nuestros sentidos: de ellas "conocemos" cosas gracias a alguna técnica avanzada, pero como no somos capaces de percibirlas, debemos "creer" en dicho conocimiento. Son muchas las realidades en las cuales hemos creído, y que el tiempo y el conocimiento las han confirmado luego como tal. Por tanto, ¿sería muy descabellado pensar que el creer es el paso previo al conocer? Y volviendo al tema central, ¿que es más correcto, una sociedad cimentada en conocimientos, o en creencias...?

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sábado, septiembre 16, 2006

Respeto

Qué fácil es encerrarse en una burbuja. Estar solo con uno mismo, sus ideas, creencias, gustos, sin posibilidad de cuestionarse ni cuestionar el entorno. ¿Es esa acaso la realidad, o sólo lo que nos gustaría que fuera? Obviamente la realidad implica interacción, con otros y con el medio. Y es justamente esa instancia de interacción la que genera problemas en las relaciones humanas.

Es imposible que todos pensemos igual; de hecho, estadísticamente es más probable que todos pensemos distinto. Dentro de toda la diversidad, existen ideas comunes a grupos de individuos, lo que permite que dichos individuos se agrupen en torno a dicho o dichos preceptos (ya que no podrán estar de acuerdo en todo). Cada uno de estos grupos de individuos de ideas afines tiene un área de afinidad que es la que lo define (religión, partido político, club deportivo, etc.) y por lo mismo, dada la diversidad, cada individuo puede formar parte a la vez de distintos grupos en áreas diferentes. La participación o pertenencia a cada grupo está determinada por múltiples factores: tradición familiar, aprendizaje, publicidad; y dependiendo del tipo de grupo (y su normativa) su pertenencia puede ser abierta y pública o restringida y privada.

Ahora bien, ¿de qué manera se interactúa con quien está en un grupo distinto al tuyo? Tal vez la primera y más fácil idea es la evitación: si no me encuentro con quien piensa distinto a mí, no hay interacción y por ende, conflicto. Pero ya vimos que existe la pertenencia a distintos grupos en diversas áreas, por lo cual podemos tener ideas comunes en una cosa y contrarias en la otra (por ejemplo compartir la religión pero ser de orientación política radicalmente opuesta). Otra posibilidad es el conflicto: atacar las ideas del “rival” , o inclusive al rival mismo, con o sin argumentos, pues así prevalecerá mi idea y no la de él; si así sucediera, viviríamos en una guerra continua y sin visos de solución. La otra posibilidad que se me viene a la cabeza es la condescendencia: hallar puntos de convergencia, abrir los límites del grupo y abarcar nuevas y más ideas para evitar el conflicto y consensuar todo: en este caso, seríamos inconsecuentes y demostraríamos incapacidad de defender nuestros preceptos, o que ellos están asentados en bases débiles.

Planteo ahora mi proyecto de solución, que no es otro que el título de este post: respeto. Es absolutamente posible compartir con quien piensa distinto, sin pasar a llevar las ideas del otro o las propias. Es factible debatir sin herir, manteniendo la firmeza de nuestras convicciones y permitiendo que el otro sienta lo mismo de las suyas. Es natural vivir al lado del que piensa distinto, en la medida que ambos respeten el espacio del otro y la naturalidad de la coexistencia. No es debilidad saludar al rival, ayudar o aceptar ayuda del grupo contrario; no es inconsecuente aceptar al otro sin restricciones, mientras el otro te acepte sin restricciones.

Ahora bien, si todo lo planteado se aceptara como cierto:

¿por qué se siguen generando conflictos en base a ideas?

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sábado, septiembre 09, 2006

Trascendencia

La vida es una línea en el tiempo limitada. Nacemos, vivimos y morimos. Dependiendo de la concepción religiosa la vida puede ser una o muchas; podemos ser cuerpo y alma o sólo cuerpo; podemos ser creación divina o una forma de manifestación de energía en un plano físico. Sea como fuere, para casi todas las visiones existe un concepto común que es la trascendencia. ¿A qué llamamos trascendencia? Dejando de lado la definición académica lo primero que se nos viene a la mente es la idea de dejar huella, de dejar un "legado" a la humanidad, sea éste local o global.

¿Qué podemos dejar de legado? Aquí las visiones son tantas como individuos hay en la tierra. Para algunos solamente es trascender en su descendencia; para otros su profesión; algunos buscarán cambiar la humanidad y hacer girar el mundo hacia el lado que les acomode.

Desde cierto punto de vista, la búsqueda de trascendencia puede esconder disconformidad con lo logrado o incapacidad para lograr cosas por sí mismo: así, si la descendencia aporta a la vida en la tierra, la existencia de estas personas adquiere un fin, sin haber hecho nada más que procrear. Si más encima no son capaces de formar adecuadamente su progenie y pese a ello igualmente destacan, su aporte no pasó más allá de unos cuantos genes. Y si miramos el asunto desde el otro lado, la búsqueda de trascendencia individual podría interpretarse como signo de soberbia y egoísmo. Nuevamente no es el hecho, sino la imagen que se capta la que determina el juicio.

Pero tratemos de mirar todo esto con algo más de calma. ¿Todos deben trascender? ¿Todos necesitan trascender? ¿Aquel que no fue capaz de cumplir sus objetivos personales puede pretender dejar un legado? ¿Podrían pretenderse que este legado sea un objetivo de vida? ¿Puede alguien que se ha dedicado a hacer el mal dejar un legado útil a la humanidad?

Como seguro comprenderán, no tengo las respuestas a estas preguntas (todas o alguna) ni espero tampoco que ustedes las tengan (si alguno las tiene por favor compártalas). Lo que sí espero es que ustedes tengan SUS respuestas a dos o tres pequeñas interrogantes, y que si lo desean, las comenten:

¿Crees que puedes o debes dejar un legado a la humanidad?

Si es así, ¿por qué y cuál?; si no es así, ¿por qué?

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sábado, septiembre 02, 2006

Declaración de principios (y de finales...)

Propiedad

Es lo único que tengo, sólo mis ideas. Eso soy, eso significo, un puñado de ideas habitando mi mente. Llegué a este planeta sin nada, cuando termine mi tiempo me iré de esta realidad sin nada. Pero sí pasarán mis ideas, ellas son inherentes a mi mente y por ende, a mi alma. Aquellos que dicen conocerme conocen mis ideas; si lo que dicen es verdad, sea cual fuere mi apariencia me podrán reconocer con facilidad, si sienten y viven mis ideas (así como yo debería conocer a quienes digo que conozco, sólo por sus ideas)

La realidad física, aquella que nos rodea y provee el medio para que seamos lo que decimos ser, es sólo un envoltorio, una cáscara que no deja ver la esencia del ser, sino sólo una proyección. Cuando el alma dentro de la cáscara tiene clara su realidad, menos ha de preocuparse de proyectar; pues sabe que quien puede ver no se preocupará del entorno sino de la esencia únicamente.

Ideas… ¿son realmente nuestras? Los filósofos del período clásico griego decían que no. Decían que el humano era demasiado imperfecto para crear cosas, para tener ideas propias. Por lo tanto las almas humanas, durante el sueño, viajaban al mundo de las ideas… oscura caverna de los dioses donde residen todas las creaciones habidas y por haber. Pero dada la imperfección humana tampoco podemos ver las creaciones como tal, sino sólo las sombras proyectadas por teas en las paredes de la caverna. Así, al despertar, el humano usaba las sombras como modelo para crear realidades.

Complejo dilema… si sólo soy yo y mis ideas, y dichas ideas no son mías, sólo soy yo, mi mente, mi alma. Vuelvo por tanto a mi origen, a mi alma, a mi mente. Pero no todo está perdido: si fui capaz de rescatar dichas sombras desde el mundo de las ideas, es porque dichas sombras son para mí y no para otros; dichas sombras sólo pueden tornar a realidad en mi mente y con mis recursos, y no con los de otros (como también las ideas de otros no son para mí). Por tanto vuelvo a tener lo que siempre he tenido, y a ser lo que siempre he sido. Sigo siendo yo, mi esencia, mi alma y mi mente. Y sigo teniendo lo que he tenido, lo que traje, lo que he adquirido, y lo único que me llevaré: mis ideas…

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