Surrealismo

Realidad... palabra que, como muchas, usamos a diario y no siempre comprendemos. Aceptamos que la realidad es todo lo que vemos, todo aquello que es concreto y que puede ser demostrado por medio de los sentidos y de la lógica. Si nos detenemso un par de segundos en esto aparecen de inmediato los errores. Lo que percibimos es lo que está en el rango de captación de nuestros sentidos; lo que entendemos es lo que cabe dentro de nuestra ciencia y nuestros métodos de comprobación.... ¿y el resto, aquello que aún no demostramos porque nuestro cerebro no es capaz de elaborar una fórmula útil?, ¿y lo que escapa de nuestros sentidos y de los inventos que los amplifican? Por tanto, ¿el surrealismo existe, o es sólo una extensión desconocida para muchos de una realidad de pocos...?

Por la ventana

Por la ventana veo pasar sueños, raudos,
incontenibles, irrealizables, afanosos,
nacidos de una mente en pugna consigo misma;
sueños puros, de luz y candor,
magnas concepciones de cielo y mar...
y vagan, perdidos hacia la nada,
pues nada son y a ella fluyen,
inexorablemente...
Por la ventana veo caer las ilusiones,
como cae una gota de lluvia al río: sin marca,
y caen sin saberlo por su propio ser,
pues nacen de la mente y no del alma,
si del alma fuesen, se elevaría,
y no pasarían frente a mi ...
Por la ventana veo aparecer mil caras,
todos los rostros sin expresión,
fusionados todos sus componentes,
no son más que máscaras informes, inanimadas;
mas algo tienen, claro, sus ojos...
ojos negros en total, sin luz ni sombra,
sin marcha alguna de esperanza o caridad,
y menos por supuesto, compasión,
y ni siquiera ellos me miran...
Por la ventana entran vibraciones mortales,
decibeles por millares, por millones,
y no interpreta nada, pues son el todo,
la acumulación de ruidos, de vida, de temor,
de cansancio, dolor, de caídas,
de golpes, de alergia, de muerte...
todos ellos, en conjunto y aparte,
me son tan, tan familiares...
Por la ventana difunden ideas oscuras,
sin visos de concreción, ni de planificación,
no aparecen amigables mas tampoco enemigos;
basadas en los estados escondidos
en los más recónditos circuitos neuronales
de las más pervertidas mentes existentes,
que existieron o existirán, si es que existen;
están en un estado antimaterial, sin reflejos,
sin modo de generarlos ni degenerarlos,
pues mayor degradación no existe:
y mientras la tarde cae, siguen saliendo,
de mi mente, las oscuras ideas...
(y me paro a cerrar la ventana, mas las bisagras,
viles inventos, se traban...)
Por la ventana aparece un espejo,
metálico, puro, inmaculado,
de la mas alta calaña existente,
sin un solo error en su fundición,
si un solo aliento que lo ensombrezca,
sin siquiera marco que perturbe la imagen:
queda allá, esperando, suspendido,
cual oculta levitación legítima,
oculta a ojos incultos, mas no a los míos;
y me acerco a ver, a verme,
mas no hay reflejo en el espejo,
frente a él, en mí, no hay nada...
(E intento cerrar la cortina, mas desaparece,
sin quedar rastro alguno de tela o cordel)
Por la ventana se pierde la luz,
y de a poco todo se hace más y más vago,
los magnos sueños se opacan a mi vista,
y sucumben en el tiempo sin realizarse...
las ilusiones ya no caen ante mi,
y no tampoco porque no las vea,
sino porque se acabaron...
no hay más rostros rodeando el ambiente,
ellos se van, sus ojos se cierran;
jamás estuvieron abiertos...
se ensombrece el espacio, se hace el silencio,
nada vibra en el tiempo,
y sólo uno de todos los ruidos predomina,
aplastando al resto: el sonido de la alergia...
ya no hay difusión de ideas,
nada vago ni claro persiste,
tan fuerte es el instante contraactual
que ni siquiera la perversión se impone,
sólo la nada prevalece...
y el espejo se rompe en mil pedazos,
como si de burdo cristal fuese;
y sus trozos ya no levitan,
y todos y cada uno se opacan,
y ya ni a sí mismo se refleja, ni refracta...
Lentamente se acaba todo el tiempo,
las bisagras se ablandan,
la cortina aparece, y de a poco,
el inesperado instante ocurre:
se cierra ante mi la ventana, y ningún esfuerzo,
humano o suprahumano, es capaz
de impedir su imparable cierre…
Lentamente la baja luz deja de entrar,
lentamente la oscuridad deja de entrar,
lentamente se apaga el recuerdo,
de que alguna vez existió la ventana…
Lentamente se desvanece el marco,
lentamente desaparece la cortina y el cordel,
pues ya no se necesitan, pues la nada cubre el todo,
y sólo ahora veo que nada la sujetaba,
mas era el único nexo entre mi mundo
y la realidad...
Lentamente la nada prevalece,
lentamente el todo se desvanece,
lentamente... empiezo a existir.
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