Sin título (no lean ni interpreten, sientan...)

Conciencia

Letargo... silencio,
inexorable quietud en la vorágine,
cubículo de paz en la guerra,
exaltación del bien en el mal,
oscuridad... temor,
cubriendo un espacio físico
de tanta intrascendencia...
Lugares eternos sin nombre,
aparecéis y desaparecéis,
aclarando vuestra negra inexistencia,
como burla del destino a la ciencia,
indefinidamente burlándose;
no hay nada claro, nítido,
que ayude a entender una mente
ni el Más Recóndito, ni el menos,
ni la gran computadora o el alma universal:
es el misterio, el verdadero,
el grandioso e indescifrable,
el único...
Aqueste, escondido donde debe,
en el más agreste e inexpugnable,
más duro escondite, inencontrable:
no en uno, sino en todos, cada uno,
como ironía frente a tu rostro, está ahí
mas puedes no entenderla;
ahí, presente en todos, encontrada... jamás.
Sabemos buscar en el cosmos,
buscamos en los mares, en la tierra,
en las plantas, animales, en hoyos...
y no encontramos: un designio lo impide,
somos genios buscando fuera,
pero dentro... lo más desconocido,
lo más inconocible,
tal vez lo menos grato.
No se dilucida el paradigma,
no hay claridad, late el misterio,
investigad, jamás encontraréis,
supongo.
Humanidad corrompida,
enajenada por sí misma,
creada a imagen y semejanza
del Más Olvidado... ¿te merecemos?
Dicen que no; yo también...
no comprendo, mas lo veo,
también soy humano,
corrupto, enajenado.
Áurea limpidez en el cielo,
como el antiguo éter del poeta,
de aquel de antaño, naturalista,
de cuatro cuartos y un Nóbel,
o dos, da lo mismo...
Letargo... silencio,
inexorable quietud en la vorágine...
mas bien inaguantable,
¿qué es la existencia divina
y la humana? Vorágine,
de corrupción y perfección...
por fuera logramos la primera,
mas dentro... donde no llegamos,
no se alcanza la otra,
el sueño, encarcelado en un cuerpo,
la vida, encarcelada en un planeta
el mundo, encarcelado en una galaxia,
conciencia... también encarcelada
por ahí...
.