Reedición

Como les contaba la semana pasada se me acabaron los pseudopoemas. Por lo tanto, y mientras logro que algo de inspiración (o imaginación) llegue a mi, aprovecharé de reeditar escritos publicados cuando nadie me leía y que cuentan con 0 comentarios. En esta ocasión, y dado que la semana anterior publiqué la segunda parte, en esta oportunidad les dejo el texto original de la musa de los 20 minutos. Espero les guste. Si hasta tiene rima...

Desconocida

¿Quién eres, niña de la micro
mezcla rara de dulces ilusiones
proyección de todas mis proyecciones
desconocida de principio a fin?

Subiste de pronto en algún lugar
no conocí tu edad ni tu nombre,
rompiste todos los días en la cumbre
más solitaria aún que mi alma.

Cumbre de rotura, quiebras los días,
los que precedieron el día que te vi,
y aunque al fin y al cabo no te conocí
sé quién eres mas no aún quién soy.

Miradas furtivas, desechadas por ti
fueron mi alimento en todo el viaje,
sirvió para ayudarme a cargar el equipaje
lleno de temores y deseos olvidados.

Nunca vi tus ojos en verdad perdidos
los busqué mientras el viaje avanzaba
esperé por si algo pasaba,
pero nada fue así, como siempre,
o como nunca, es lo mismo
encontrarte requiere mi ostracismo…
mas no lo haré, tiempo no me queda,
mis sentimientos siguen en veda
y a nadie le importa, o no lo parece.

Así, tú fuiste un remanso de descanso
en mi búsqueda de soledad
tu ausencia llena de bondad
me llenó.

Tu pelo atado, preso de la seda
realza más aún tu misticismo
hecho en mi mente, con algo de egoísmo,
nunca te pregunté si podía
o si algo tu visión permitiría
a un loco en verdad despechado
sentado solo al sol, acalorado,
sin saber de qué modo dirimir
de modo de no hacerme sufrir,
ver por la ventana belleza femenina
o verte dentro, sueño que ilumina;
escogí la luz…

Poco común, así, tu presencia,
impávida a todo suceder,
llana a cumplir el neceser,
de quien requiere alimento del alma.

Viajaste en pie, mas sobraba asientos
estoico y duro tu ser parecía
mas tu rostro de dulzura desmentía
lo que tu cuerpo podría expresar;
niña o mujer, sin determinar,
no importa en verdad
no variará mi poca equidad
sobre ti, fantasma de luz.

Calor maldito envuelve el ambiente
y tú cubierta así del todo;
ni siquiera se me ocurre un apodo
para aquella actitud extraña
que aún más enmaraña
los pensamientos ilusos
cada vez más difusos
que sigo teniendo.

Llega mi hora de bajar y te veo seguir,
otra ilusión se aleja de este ser
y en la escalera, en la cuneta logro ver
por última vez tus ojos, alimento de ilusión...
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